“En el rostro del entendido aparece la sabiduría; Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra”. Pr.17:24
Cuando en la generalidad de las veces que escuchamos que a alguien se le trata de necio, pensamos que se le dice tonto, retrasado o imbécil, pero la verdad es que estamos bastante alejados de la realidad.
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Un necio no es un tonto o retardado, sino que el necio es aquel que ignora algo, es un ignorante no un imbécil, es un terco, un porfiado, que en su ignorancia porfía sobre algún conocimiento que cree tener o una actitud que cree correcta, pero que no está dispuesto a corregir a instancias de nadie. El es un ser inteligente y ágil de mente que no necesita que nadie le indique lo que es correcto.
El diccionario de la RAE lo define así:”Imprudente o falto de razón. Terco y porfiado en lo que hace o dice”. Dicho de otra forma, el necio la mayor parte de las veces se da perfecta cuenta que está equivocado, pero no está dispuesto a admitirlo. Su terquedad y su porfía pueden más y está dispuesto incluso a desobedecer con tal de mantener su posición. El necio busca justificar lo injustificable. ¿Se ha dado usted cuenta que estas personas siempre encuentran un culpable para sus desaciertos? Siempre hay algo o alguien que tiene la culpa…menos ellos.
Necios podemos encontrar en los dos géneros humanos y en todas las edades y niveles socio culturales. ¡Que difícil es tratar con un necio o necia! ¡Que triste es verles caer una y otra vez; verles levantarse sólo para volver a caer! Son abundantes en palabras que no conducen a nada o en el peor de los casos a la contienda y la envidia. El necio es un enfermo del alma, que se quebranta ante la sabiduría y la inteligencia de quienes le rodean, busca ser menos torpe, no más hábil; menos ignorante, no más sabio; menos negativo, no más positivo. La palabra de Dios nos enseña que aún el necio cuando calla es contado como sabio. (Pr.17:28) Sin embargo rara vez callan, siempre están hablando y lo que es peor, de lo que no saben. Porfiando y porfiando. Si Dios les hubiera consultado antes de hacer el mundo, seguro las cosas serían mejores ahora.
Como decía mi querida suegra:”Al porfiado no hay que porfiarle, hay que con lo mismo darle” Nuestro amado Jesús en el relato de la parábola de las diez minas dijo:”Mal siervo, por tu boca te juzgo”, (Lc.19:22) refiriéndose al que guardó el dinero sin hacerlo crecer y entregarlo a su amo dando justificaciones que terminaron por condenarlo debido a su insensatez. (Cf. Mt.12:36-37). El no hizo nada mal, el malo era el amo que le infundía miedo (Según él).
Si conoce algún necio, tenga misericordia de él, ruegue por él y muéstrele que si quiere ser sabio debe buscar a Dios.
¡Ah! Y ore por mí, que yo estaré orando por usted. Todos alguna vez hemos sido necios, esperemos en Dios no volver a serlo.
La Gracia y la Paz de Cristo estén con usted siempre. Amén.
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